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No puede atribuírsele la invención de la Radio a una sola persona sino que, más bien, fue la suma de varios trabajos. En 1895 el ingeniero ruso Alexander Stepánovich Popov había presentado un receptor capaz de captar ondas hertzianas, además de encontrar el mejor método para enviar y recibir ondas hertzianas: la antena que estaba formada por un hilo metálico. Popov añadió a su receptor un hilo metálico extendido hacia arriba. Fue de este modo que nació la primera antena.

Pero a pesar de todo (el oscilador y las ondas de Hertz y la antena de Popov) los elementos indispensables para crear un sistema de radiocomunicación, el problema era unir estos tres elementos para que el aparato pudiera funcionar con seguridad y, se le pudiera dar un uso comercial.

En 1873 el físico escocés James Clerk Maxwell formuló la teoría de las ondas electromagnéticas, que son la base de la radio. En 1887 el físico alemán Heinrich Hertz descubrió las ondas de radio, y en 1894 Nikola Tesla hizo su primera demostración en público de una transmisión de radio. Al poco tiempo, en 1895, el italiano Guillermo Marconi construyó el primer sistema de radio, logrando en 1901 enviar señales a la otra orilla del Atlántico. Debido a que lo hizo con patentes de Tesla se le atribuye el trabajo a este último.

Posteriormente se irían añadiendo mejoras en su funcionamiento y añadiendo nuevas piezas como, el diodo (J. A. Fleming, 1904), que fue la primera válvula de vacío.

En tiempos de guerra, fue un hecho que en los países ocupados estuviese prohibido escuchar las estaciones del enemigo; el riesgo que se corría, era el de ser encarcelado si uno era denunciado o descubierto escuchando tales emisiones. Ante esta situación, era necesario recurrir a los radios de galena para poder enterarse de las noticias sobre lo que ocurría, es decir escuchar las radios amigas. Se le llama a este modelo "Galena" debido al uso de este mineral como conductor de la corriente en las primeras radios de este estilo.

Aunque las radios avanzaron rápidamente durante los años 20 y los años 30, ya existían algunas que incluían avances tecnológicos tales como válvulas electrónicas además de modernos circuitos como el “Superheterodino”. A pesar de todo, el radiorreceptor a galena se siguió utilizando hasta los años cincuenta, y en Chile, hasta los años sesenta aproximadamente.

Ignacia Galli Jeria

Nayareth Quirola Rojas

 

Licenciatura en Física y Matemáticas

Universidad de Santiago de Chile

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